El líder se muestra inteligente frente a una masa indiferente y exageradamente ingenua. Les obliga a creer en sus palabras, sin demostraciones válidas. Las palabras... Las palabras fluyen por sus labios y se evaporan en el aire saturado de neuronas. Desaparecen. Se diluyen pensamientos, reflexiones, principios; mueren la ambición y las ganas. El público, siempre educado, se ríe del mentor con la sonrisa más seria que sabe diseñar. Las agujas del reloj avanzan lentamente, esparciendo segundos convertidos en el polvo de una tiza. Dime, ¿cuántos te siguen? Bienvenido al mundo del absurdo.
jueves, 20 de enero de 2011
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1 cenizas encendidas:
El mundo del Absurdo... tardes y tardes hablandolo con la petite anais...
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