Uno, dos, tres...



jueves, 4 de abril de 2013

La voz del viento.


En el Cielo está escrito que no es real, que nunca nos desvanecimos en la colina del templo. Sin embargo, en la Tierra queda el hueco de nuestros cuerpos, escuálidos y frágiles como las golondrinas que aparecen por tu ventana cada mañana. Es fascinante cómo se puede recordar algo que nunca existió y olvidar la realidad. Engañar al Yo para calmar al Ello, vivir obviando el pasado y recreando presentes que se evaporan con el agua. Con las luces del invierno inventamos el trigo que ahora yace entre nuestras manos, tan frías como el encuentro de las almas al atardecer. Jugar con la mente es tan fácil que cualquiera podría creer que está soñando. Y es que el sueño es lo que nos hace estar vivos, porque no es necesario andar con los pies cuando puedes vivir en los árboles y tararear la canción de los días tristes mientras las amapolas ríen con tus ojos, tan brillantes como ciegos, tan insulsos como nítidos, y tan llenos de verdad. La vulnerabilidad del Sol alimenta la piel de los que viven desnudos frente al mundo, olvidando que son ellos los que hacen que los planetas se alineen en cada despertar, corriendo entre círculos polares que carecen de sentido e historia, e inventando flores con las que seguir compartiendo aire. Y toda esta magia se vuelve real y terrible cuando al cerrar los ojos encuentro en un papel arrugado, aquellas palabras, escritas con sangre en el firmamento.

Es una obra de arte
tu cuerpo y mi cuerpo
tu sexo en el mío
unidos (por fin).”





La voz del viento. by Pi Searchlight

La voz del viento., a photo by Pi Searchlight on Flickr.

lunes, 1 de abril de 2013

J'ai pris feu à la ville, (et à ma tête).

Hacía tiempo que no sentía la tristeza. La tristeza del tiempo y los bares de carretera, de los lunares y el Sol, de llegar siempre tarde a todos los momentos de mi vida. Hacía tiempo que no pensaba en el pasado, que no creía en mí. Me aterra la idea de retroceder, casi tanto como la de no avanzar, pero sin alcanzar el miedo que me da andar hacia adelante. Siento la tristeza de sentir solo con los ojos cerrados, y ya no consigo imaginar el mar. Nunca he sido capaz de compaginar el tacto y el pensamiento. Ni indiferencia, ni indecisión. Pero el corazón lo quemé en un contenedor hace tiempo. Aún así, tirada en un rincón, con una botella rota en la mano, sangrando por la boca y escupiendo con los ojos, brindo porque han vuelto los axiomas a mi vida. Y siguen estando en francés. 
- He perdido la cabeza. -
I like birds - Eels by Pi Searchlight
I like birds - Eels, a photo by Pi Searchlight on Flickr.

Ego et moi.

Ego et moi.

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