Uno, dos, tres...



miércoles, 29 de diciembre de 2010

Tú, pecado capital.

Je t'énerve. Te irrito, cada día más, lo sé, lo noto, te noto. Pero dame el capricho de ser tu capricho, déjame decidir dónde iremos o qué haremos. Si el futuro es tan solo la continuación del presente, entraremos en una rueda de auto-destrucción mutua. Acabaremos exhaustos de versos procaces, nos consumiremos como las estrellas en la ciudad, como la cera de un candelabro alumbrando una escena de amor. Terminaremos reducidos a cenizas sin ganas de volver a prender. Aprender de tu sonrisa parece tan sencillo, que termino sintiéndome vulnerable al no terminar de caer, al no conseguir atraparte. El futuro deja de ser incierto en el momento en el que lo pienso, cuando deduzco que no hay salida posible sin pasar por el daño. Déjame ganar una batalla, aunque en la guerra seas tú el vencedor; déjame ver que los dos somos juguetes del tiempo, como una tormenta de verano en el paraíso. Llévame lejos, a ver el mundo desde otros ojos, a palpar el crepitar de un nuevo ser, a sentir el sonido sinuoso del aire de la montaña, de la lluvia en la ciudad. Guíame, despacio, por el camino de tierra, lleguemos al cobijo invernal, donde todo se hace uno, y el frío se vuelve un calor acogedor. Dejaré de hablar en silencio cuando me escuches decirte que el miedo que me atrapa es causa de admiración, enséñame a alcanzarte, disfrutaremos más cuando no haya desajuste moral. Llegaremos a un acuerdo, si no te cansas antes. Será productivo, te lo prometo, sólo debes distribuir bien las fichas del casino, yo te ayudo si no me gritas. Cuando el todo se reduce a la nada, y el vacío cobra sentido y pesan las reflexiones satíricas, me quejo por dejarme llevar. Cuando note que el presente me vacía en cuerpo y mente, y derroche mis ideas, y el tiempo fluya tan veloz como el viento por tu pelo, y sólo queden un par de nombres en una libreta de papel, mi mirada será el desierto de tus ojos, el tiempo del espacio, el cruce de dos rectas paralelas. Giraré en el automatismo de la necesidad anhelante de murmullos, andaré por costumbre, siempre al mismo sitio, pensaré como se puede pensar al tener los pies fríos, faltaré de sonrisas. Ser será tan difícil como fue serte, siendo siempre simple, ser sencillo de suaves sensaciones sintiéndote. O no seré.


La pereza, llevada al extremo, es la muerte propia; 
la ira, llevada al extremo, es la muerte ajena.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Sin solución.

Pasan los días
Efímeros, salvajes.
Y en la ventana ya es Navidad.
Vive corriendo
Lo que no cojas al vuelo,
Morirá.



Irrefutable...

martes, 21 de diciembre de 2010

Tempus irreparabile fugit.

Hace tiempo me contaste que cuando llovía, tú buscabas el sol. Que la lluvia era excitante en los días tristes si te acompañabas de buena música, y que, que el cielo llorase, no siempre era malo, a veces resultaba halagador. Me invitaste a tu mundo, y me explicaste cómo era vivir imaginándonos; túmbate al sol cuando llueva, me aconsejabas. Te divertía contarme y cantarme historias de esconder la tristeza al ponerme las gafas y mostrar siempre una sonrisa al Rey Sol.
En el viaje hacia ese mundo, me enseñaste fotos fantásticas en las que se intuía la paz, y la armonía era acorde al tiempo. Cuando llegó el verano, la lluvia amenazaba con arruinarnos los planes, y decidiste buscar una salida para no rendirte a crear el ambiente mágico al que nos habíamos acostumbrado. Bajo un soportal, encontramos cobijo al temporal que parecía avecinarse y del que queríamos escapar. ¡Maldita utopía! Nos alcanzó tan pronto como llega la nieve a la montaña, tan pronto como las cigüeñas se alejan de la ciudad. Tardó lo que tarda en llegar el invierno a la cárcel de amor.
El tiempo de los días tristes de la lejanía no pudo con los rayos que me transmitías al acercarnos sin poderme tocar, sin poderte sentir. Pero el tiempo es engañoso y se traicionó. El que huye venció al periódico, y los días enterraron el rubor de los dedos inexpertos. Tuvimos que abrigarnos con otras ropas. Y nos perdimos.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Alter ego.

Sufro, lloro y maldigo. El sueño me impide dormir. Esta frase es casi tan irónica como tú conmigo; estas palabras suenan casi tan falsas como los sentimientos que nos empeñamos en mostrar. No. No quiero esto. No quiero acabar mal, ni quiero más almohadas que recojan las lágrimas, ni quiero más noches en vela por ti. No quiero más incertidumbre. Ahógate en la profundidad del mar que invoca tu sonrisa, me perderé de nuevo en ella. Piérdete en el lenguaje que te proponen mis labios, en las ideas que a tu pesar te fascinan de mi persona. Juguemos en el mismo equipo una vez más. ¿Ya te has decidido otra vez? Me parece bien, ya lo sabes. Pero esta vez no vale volver a echarse atrás. Esta vez no vale desechar tu amargura y buscar socorro desde la lluvia de un cristal mojado y sensible a la humedad. No valen las palabras largas, y no vale pensar más. No si nos va a hacer daño. No vale vender a buen precio en tiempos de crisis. No quiero. No vuelo.
Las palabras siempre vuelven a su autor, las ideas siempre salen de ti. La ebriedad del cansancio y el poder de la psicología interna sobre desear estar en otra parte, invaden mi estado racional y me convierten en un alma salvaje derrochando minutos a cargo de una maleta vieja y sucia. No tengo conclusión, tema, ni ganas. Disfruto con el goce de tu sentimiento de plenitud, con la sensación que sientes al creerte vencedor. Me divierte la idea de crear hipótesis constantes, pero no me las creo.
Victoria, no me hundas en la alevosía una vez más, no permitas que siga habiendo un tú, enséñame la diferencia entre el yo y el ello. ¿Eres bello? No respondas, es retórico. Constantemente hirviendo, me desahucio de lo obsceno, doy por hecho la existencia de acciones producidas en privacidad.
Celebro que el centro de la historia, siga creyendo ser la mano que ejerce la fuerza sobre la tinta gastada. Justicia, no permitas que en el círculo se juegue a vencer con propósitos tan descarrilados como los que me salen de dentro. Déjalo fuera. Déjame sola.

martes, 14 de diciembre de 2010

El vaho del rocío.

 

Mañana, cuando el día se escape ya de la ciudad, y se escuche la voz del viento susurrando entre las persianas, cuando la luz de las farolas, aún titubeante, presagie que se acerca la fría noche de invierno, cogeré mis penas y les prenderé fuego. Con ellas, toda posibilidad de seguir viendo a través de las ventanas a la realidad, desaparecerá, y sólo me quedará la imagen que yo misma habré transformado, asociada a los recuerdos efímeros y carentes de sentido. Entonces, y sólo entonces, podré empezar a entender; guardaré en mi memoria tu mejor sonrisa, conservaré fresca tu mirada más fascinante, la de incredulidad frente a los hechos. También me quedaré con tus palabras más bonitas, con la sinceridad que usabas cuando verdaderamente te creías lo que hacías público y anhelabas el futuro.
Cuando el tiempo pase por tu cuerpo, y yo no sea más que desechos de eso que algún día fue deseo y nocturnidad, te seré fiel, y seguiré viéndote sin que el tiempo pase por tu vida, sin que nunca sea real nunca más, y no diferenciemos la realidad del sueño. Nadie nunca podrá ya pensar que vive de ilusiones, las guardaré todas junto a mi ceguera y disfrutaré del goce de tu juventud. Seré la supremacía de conservar el tiempo, de dominar sobre recuerdos sin hechos, y decidir mezclar tu pasado con mi presente para no olvidar.
Mañana, cuando el día se me escape de las manos, cogeré los amagos de nuestra historia, y daré pie a la utopía fantástica.
Me quemaré los ojos, y te veré.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Beta.

Escribo
En el mar.
Lloro.
La tristeza es el canto de lo ajeno.
El amor es incierto,
Verosímil.
Vivir es fácil.
Seguir siendo,
No.


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Je m'excuse.


No nombraré el vacío. La fractura de la unión me atraviesa, el puñal se clava en mi estigma. El sentimiento de traición me conquista. La desilusión me domina, la decepción gana la partida. Las lágrimas siguen escondidas. No te das cuenta de que mi papel de fuerte, parezco dominarlo a la perfección. No siempre fue así. Pensé que tú sabrías ver más allá...
Ella siempre fue la niña de las contradicciones, la que empezaba los juegos por el otro lado y escribía diferente, y se manchaba las manos de la sangre que plasmaba. Ella era la reina de los sueños desvelada, de las ilusiones consideradas ciertas, de la montaña rusa con último viaje, su cama en la oscuridad. Ella era risa y alegría. Le gustaba la tristeza de los domingos. Le atraía lo sutil, soñaba con el mar y con besos en la punta de la nariz. Ella era la niña de las sonrisas fáciles, y la taza de ColaCao antes de dormir.
Creí que para ti sería fácil adivinarme a través de la coraza; consideré que hundirme en la miseria y en ideas sucias, lo verías sólo como mi sistema de auto-protección. Veo que no fue así. Ha habido un cambio de papeles.
Sigo siendo ella, te lo demostraré.

P.S.: el tú es un él para que no sea ella; pero ella sería igual o más conveniente.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Presa de lágrimas.

Lorsqu'ils se regardent l'un l'autre, je me noie dans l'intuition. Je me perds dans son regard, je m'enfonce et me défonce dans les pleurs du passé. Insensible? Sûrement, tu aurais dû le remarquer. Si je vends la terreur aux souvenirs du passé. Si je pleurs en silence et me cache dans le noir de la luxure, du luxe des idées. 
J'étais la fille aux larmes faciles, sans valeur pour l'importance.

SIN TERMINAR.


Ego et moi.

Ego et moi.

Amigos

Hello I love you, won't you tell me your name?

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Let's do some living.