Brindo porque se rompan los cristales de bohemia que nos oyeron respirar, las batallas de gestos que nos quitaron la razón, porque muera tu amor y mi avaricia. Brindo porque en otra noche de luna llena, me desnudes con un soplo de aire. Brindo porque ardan árboles y coches si nos oyen caminar. Grito una y otra vez lo bonitas que son las noches salvajes, si pisas el acelerador. Que por la autopista y de noche yo me pierdo si no llevo los ojos vendados. Que si me rozas, te muerdo, y si me tocas, me muero. Cuando no hay control y sólo somos dos entre la maleza, los insectos se arrodillan para sentir el calor de nuestros cuerpos. Y de un golpe seco pasamos a otra dimensión, donde reina tu piel y mis lunares, donde no existe el confín de los cuerpos, porque entre gemidos morimos una y otra vez, en la oscuridad de las sonrisas ebrias y las palabras de más. Sin dejar marcas, obligamos a las paredes a olvidar nuestras caras y recordar nuestras almas, que estallan en el vaivén de las cosas que vienen y van. Como un pez que encuentra a su banco, como un depredador volviendo a su madriguera, y como una pelea de leones hambrientos. El domador dirige la función mientras saltan fuegos artificiales, y una lluvia de estrellas capitula el viejo escenario cubierto de cuero. Y sólo cuando se esconde la luna y el sol vuelve a sonreír, sólo en plena ebullición, y cuando ya no hay fuerzas, sonidos ni fluidos que compartir, sólo cuando se escuchan los gallos comenzar un nuevo día, se sabe que es la hora de volver a la vida, de olvidar nombres y recordar las prendas que ardieron en el suelo. Porque el amor también se puede hacer sin sábanas y sin palabras bonitas. Y sigue siendo amor.
Míranos, no bailamos tan mal., a photo by Pi Searchlight on Flickr.
1 cenizas encendidas:
Bonita entrada, bonita foto. Bonitas palabras.
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