Uno, dos, tres...



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Muertos vivientes en la ciudad.

A ti, que vives con los ojos cerrados al mundo, que no tienes valor para sentir y decirlo, que le tienes miedo a la vida; que temes a la gente. A ti, que te escondes bajo un caparazón de acero para impedir que nadie te vea llorar en las noches de luna llena. A ti, corazón salvaje, que has sufrido en silencio una y otra vez, viendo tu vida pasar por delante, y que un día te dejaste llevar por el silencio, ¡maldito! ¿De qué sirve amar si no es para crear una explosión tan nítida, tan pura, tan limpia como los llantos de un bebé recién nacido? ¿Si no es para sentir el profundo filo que terminará con tu vida? Dime, ¿para qué vivir en busca de un ideal inalcanzable, cuando a tu lado respira el alma que te mantiene vivo? Y tú, tan ciego. A ti, que cuando te quieras dar cuenta de ello, estarás muero. ¡Siéntelo!

1 cenizas encendidas:

Lola dijo...

Preciosa entrada y precioso rincón :)

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